Sea lo que fuere, es cierto que los pies soportan la carga de nuestro cuerpo, llevan a "cuestas" esa enorme responsabilidad, más los años de abusos y descuidos infringidos a ellos. Después, sobrevienen las deformaciones, infecciones, dolores, la resequedad de las plantas y sobre todo las grietas horribles en los talones. Esto y más, podemos encontrar en los pies.
Cuidar de ellos, puede ser un ritual agradable que no lleve gran tiempo. Podemos empezar, siquiera una vez a la semana, de esta manera estableceremos un hábito, tan solo una pequeña rutina, los beneficios serán enormes.
Para iniciar, debemos tener en cuenta ante todo:
- Una higiene irreprochable de los pies, esto quiere decir lavarlos diario y bien.
- Cortar y limar las uñas para evitar que se encarnen o que esten tan largas que acumulen mugre y suciedades.
- Una visita regular al pedicurista para tratar callosidades, durezas o cualquier anomalía que presenten.
- Usar zapatos cómodos y no apretados.
Después incluir:
- Baños de pies relajantes o que ayuden a una buena circulación.
- Exfoliación para eliminar células muertas y suavizar la superficie.
- Una super hidratación.
A continuación presentamos una crema fácil de preparar, riquísima y muy útil para resequedades extremas:
30 ml de manteca de carité
15 ml de aceite de jojoba o argán
6 gotas aceite esencial de palmarosa
4 gotas aceite esencial de semilla de zanahoria
5 gotas aceite esencial de geranio
3 gotas aceite esencial de limón
Mezclar hasta incorporar bien la manteca de carité con el aceite de jojoba o argán, agregar las gotas de aceites esenciales. Tomar una pequeña cantidad entre las manos, masajear cada pie, mañana y noche durante un par de minutos. Ya para retirarse a dormir, pueden colocarse calcetines de 100% algodón, de esta manera se promueve una mejor hidratación y suavidad.