Mientras caminábamos y charlábamos acerca del gran proyecto y trabajo que realizan, desde plantar las lavandas, cultivarlas, cosecharlas para posteriormente, producir el aceite esencial, hidrolato y demás productos que se elaboran en el rancho; nos dedicamos a recoger pericones que crecían silvestres en la zona.
Fascinados y emocionados de poner en práctica lo que aprendimos en el salon de clases, recorrimos el rancho, quedando sorprendidos de la variedad de plantas que allí crecían y que a su vez nos ofrece nuestro país, de las cuales podemos obtener aceites esenciales.
Esta labor que realizan Manuel y Luis, en especial con la lavanda (entre otras plantas aromáticas), no es fácil, requiere no solo de tiempo, sino de las condiciones ideales para su cultivo y cosecha, equipo especializado, conocimientos y sobre todo una gran pasión y amor por lo que hacen.
Después de recoger cantidades y cantidades de pericón, nos dirigimos de regreso, ya tenían preparado todo el equipo; Dora, la esposa de Luis, se dedicó pacientemente a recortar las plantas y prepararlas para introducirlas al destilador. Nos dieron una extensa explicación de como se realizaba este complejo proceso, de los parámetros necesarios, requeridos, para que fuera éxitoso y obtener tanto el aceite esencial así como un hidrolato de calidad.
Cuanta cantidad de planta, cuanto tiempo utilizado para obtener un poco de tan preciado producto!!!
Una vez que finalizó la actividad, llegábamos ya al final de nuestro paseo, aprendimos mucho, así que emprendimos nuestro viaje de regreso colmados de todas estas nuevas experiencias y con deseos enormes de regresar a este paraiso encontrado.